miércoles, 14 de enero de 2015

Ituero, tras las huellas celtíberas (1ª parte)

Pasadas las navidades volvemos a la vida cotidiana y a hacer una de las actividades que más nos gustan, el   senderismo. Bueno hoy se podría decir que más bien hemos practicado "Monte a través".

Entre las localidades de Berdejo y Torrelapaja hay un escarpe de  rocas calizas donde se cuenta que hubo un poblado celtíbero y donde se aloja una pequeña colonia de buitre leonado. Así es que hemos emprendido la marcha con la ilusión de poder ver alguno posado en el escarpe a pocos metros y verlos volar de cerca y también ver el lugar e imaginarnos donde y como  vivieron algunos pobladores del valle. Desde Diciembre a abril los buitres suelen formar los nidos, por  lo que subimos con cuidado buscando el acceso más discreto y sin hacer ruido para no molestarlos. Al ser una zona escarpada,es difícil ver donde se posan. Desde la carretera se ven muy bien y mejor todavía con unos prísmaticos. ¡Es una gozada!



La subida  la hemos tomado desde la carretera monte a través hasta alcanzar la cresta de las rocas.Hemos encontrado una senda, suponemos de cazadores y  senderístas que conocen la zona


En pocos minutos  hemos alcanzado una zona donde nos  hemos encontrado con esta sorpresa: la localidad de Torrelapaja en el llano, con un  paisaje más propio de tierras de la vecina Castilla,  que de montaña -¿quién dice que sea una localidad a 1000 metros de altitud?-  y el  majestuoso Moncayo asomando su blanco manto al fondo.





En una de las paradas, las vistas sobre el valle son así de bonitas y luminosas en este enero de noches con fuertes heladas y días soleados.


El caminar por la parte alta del escarpe nos ha  mostrado un pequeño tesoro invisible desde la carretera.Un precioso arco natural creado por  la erosión de miles de años. Y muy cerca de esta maravilla, un espacio donde creemos estuvo el asentamiento antes mencionado. No nos extraña en absoluto que los antiguos pobladores eligieran este lugar para vivir. Desde este alto se controlan perfectamente las entradas a  los dos valles, el Manubles y el Ribota. Tiene lugares muy abrigados de las inclemencias, otros orientados al norte que posiblemente emplearían para guardar frescos los alimentos y extensiones más llanas donde quizá cultivarían cereal. Pronto haremos otra excursión a este lugar que nos cautivó y os contaremos más detalles.


Una pequeña  pluma de buitre




Y al mediodía, ¡el regalo! Una treintena de buitres volando aprovechando las corrientes térmicas. Ha habido suerte de captar a uno volando bajo y a otro emprendiendo el vuelo saliendo de un pequeño escarpe bajo nuestros pies. ¡Espectacular!




El descenso lo hemos hecho por la cara norte, donde el hielo no ha desaparecido en todo el día. Hemos comprobado que es mejor hacer el regreso por donde hemos hecho la subida. ¡Tomamos nota!

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Y recuerda: "Que la única huella que quede en el monte, sea la de tus pisadas".



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