Visitamos el huerto y el gallinero con el pequeño Rubén.
Todo le fascina, por todo pregunta. Ramón le va indicando; mira esto son lechugas, esto son matas de tomates, mira y esto sus flores y esto otro tomates que crecen de las flores, esto otro matas de patatas y le explica que nacen debajo de la tierra y que se llaman tubérculos, también le dice que hay que labrar la tierra antes de plantar o sembrar y le enseña la motoazada, y también las azadas, azadillos y otras herramientas. Ramón le explica qué hacemos para que crezcan, que también hay que regar y que es importante que llueva, porque el agua del cielo es mucho mejor que la de la acequia (a pesar de que el agua de la acequia es de manantial). A todo quiere ayudar, quiere regar..... y lo hace y lo pasa en grande, se siente importante y pienso ¡¡cuánto se pierden tantos y tantos niños que no pueden disfrutar de estas experiencias!! Esta sociedad vive muy de espaldas al campo, ha roto sus vínculos casi por completo con la tierra. Según un comentario que me hizo un día Jesús Portero, vecino de Bijuesca y para más señas pastor, sólo el 5% de la producción mundial se dedica a la agricultura (no recuerdo si en esos datos está incluida la ganadería), pero me parece ¡tan poco! con respecto a la cantidad de millones de seres que poblamos el planeta. Decir, que si podemos disfrutar de este huerto, es gracias a la generosidad de unos buenos amigos de Bijuesca que nos ceden este delicioso rincón al no poderlo atender ellos.
El aprendiz de hortelano regando plantero de cardos para el invierno
Vista parcial del huerto, en primer plano matas de patatas,
Bueno, que me voy del tema central de esta historia, Rubén.
Después de regar unos planteros recién puestos y saciada parte de su curiosidad, nos vamos al gallinero, de camino… otra vez preguntas y más preguntas, que si hay pollitos, que él quiere un pollito.…le explicamos que por el momento no hay pollitos, que para ello tenemos que traer un gallo para que las gallinas puedan tener pollitos… ¡Y llegamos a nuestro destino!... al principio de entrar al gallinero, se asusta un poco, es algo que suele pasarle a muchos niños, sobre todo si no han estado nunca o casi nunca con animales y menos si están sueltos.
Es fascínate ver, primero su cara de susto, luego de asombro y por último de alegría y confianza al ver que no le ocurre nada, que las gallinas no se abalanzan sobre él, que no le pican. También quiere darles de comer y lo hace. Le damos el cubo en el que recogemos los desperdicios órganicos de casa y el huerto y , allá va él con el cubo para darles de comer junto con el pienso natural que les damos.
Tenemos que agradecer a nuestros amigos Alfonso y Reina que nos han cedido temporalmente este viejo gallinero, dado que ellos tampoco pueden atenderlo.
Esto es algo que desde hace muchos años ocurre en los pueblos y Bijuesca no ha sido una excepción. Las personas se hacen mayores, enferman o fallecen en unos casos y en otros, los más jóvenes, al vivir y tener su trabajo en la ciudad, tienen que dejar la tierra abandonada. Y lo triste es que no hay relevo generacional. Y cada día, cada mes, cada año que pasa hay mas y mas tierra abandonada, sin esperanzas de que nadie las trabaje.Y casas cerradas, en ruinas y algunas ya hundidas del todo.
Nosotros aportamos nuestro pequeñisímo granito de arena viviendo aquí desde hace 20 años. El vivir aquí nos facilita poder tener huerto y animales y, es por eso que durante el invierno y primavera hemos trabajado para acondicionar las instalaciones donde pudieran estar las gallinas en condiciones higiénico-saludables óptimas. Los días que estuvimos Ramón y yo retirando la vieja alambrada del gallinero, una vez limpiando y blanqueando el interior, era pura delicia estar allí disfrutando de los almendros que envolvían con sus flores y aromas al voladero. Ahora en verano sus almendrucos nos indican que pronto estarán maduros y cuando llegue el otoño recogeremos sus frutos para elaborar ( una vez cascadas) durante un tiempo ricos guisos, turrón y dulces con las almendras , acompañándolos con los ricos huevos de las gallinas y las hortalizas y verduras del huerto. Ignoro si las gallinas perciben dichos aromas, colores y sensaciones como lo hacemos nosotros, pero lo cierto es que cuando vamos a darles de comer, a coger sus huevos disfrutamos mucho con ello y a ellas se les ve “felices”
Almendros en flor
Y ya terminado,nuestras gallinas felices
Y Rubén se va sin poder llevarse el pollito soñado y tampoco se ha podido llevar ningún huevo, puesto que nuestras “gallinas felices” son todavía“pollitas”, pero todo llegará y en su próxima visita…¿quien sabe? Quizá pueda llevarse su pollito y unos deliciosos y frescos huevos además de unas ricas hortalizas y verduras.
De esto, ya hace unos días. Nuestras "pollitas" ya son adultas y ahora ya son "gallinas felices" y nos ofrecen la recompensa a nuestros cuidados: nos regalan su riquisimos huevos.
Todo le fascina, por todo pregunta. Ramón le va indicando; mira esto son lechugas, esto son matas de tomates, mira y esto sus flores y esto otro tomates que crecen de las flores, esto otro matas de patatas y le explica que nacen debajo de la tierra y que se llaman tubérculos, también le dice que hay que labrar la tierra antes de plantar o sembrar y le enseña la motoazada, y también las azadas, azadillos y otras herramientas. Ramón le explica qué hacemos para que crezcan, que también hay que regar y que es importante que llueva, porque el agua del cielo es mucho mejor que la de la acequia (a pesar de que el agua de la acequia es de manantial). A todo quiere ayudar, quiere regar..... y lo hace y lo pasa en grande, se siente importante y pienso ¡¡cuánto se pierden tantos y tantos niños que no pueden disfrutar de estas experiencias!! Esta sociedad vive muy de espaldas al campo, ha roto sus vínculos casi por completo con la tierra. Según un comentario que me hizo un día Jesús Portero, vecino de Bijuesca y para más señas pastor, sólo el 5% de la producción mundial se dedica a la agricultura (no recuerdo si en esos datos está incluida la ganadería), pero me parece ¡tan poco! con respecto a la cantidad de millones de seres que poblamos el planeta. Decir, que si podemos disfrutar de este huerto, es gracias a la generosidad de unos buenos amigos de Bijuesca que nos ceden este delicioso rincón al no poderlo atender ellos.
El aprendiz de hortelano regando plantero de cardos para el invierno
Vista parcial del huerto, en primer plano matas de patatas,
Bueno, que me voy del tema central de esta historia, Rubén.
Después de regar unos planteros recién puestos y saciada parte de su curiosidad, nos vamos al gallinero, de camino… otra vez preguntas y más preguntas, que si hay pollitos, que él quiere un pollito.…le explicamos que por el momento no hay pollitos, que para ello tenemos que traer un gallo para que las gallinas puedan tener pollitos… ¡Y llegamos a nuestro destino!... al principio de entrar al gallinero, se asusta un poco, es algo que suele pasarle a muchos niños, sobre todo si no han estado nunca o casi nunca con animales y menos si están sueltos.
Es fascínate ver, primero su cara de susto, luego de asombro y por último de alegría y confianza al ver que no le ocurre nada, que las gallinas no se abalanzan sobre él, que no le pican. También quiere darles de comer y lo hace. Le damos el cubo en el que recogemos los desperdicios órganicos de casa y el huerto y , allá va él con el cubo para darles de comer junto con el pienso natural que les damos.
Tenemos que agradecer a nuestros amigos Alfonso y Reina que nos han cedido temporalmente este viejo gallinero, dado que ellos tampoco pueden atenderlo.
Esto es algo que desde hace muchos años ocurre en los pueblos y Bijuesca no ha sido una excepción. Las personas se hacen mayores, enferman o fallecen en unos casos y en otros, los más jóvenes, al vivir y tener su trabajo en la ciudad, tienen que dejar la tierra abandonada. Y lo triste es que no hay relevo generacional. Y cada día, cada mes, cada año que pasa hay mas y mas tierra abandonada, sin esperanzas de que nadie las trabaje.Y casas cerradas, en ruinas y algunas ya hundidas del todo.
Nosotros aportamos nuestro pequeñisímo granito de arena viviendo aquí desde hace 20 años. El vivir aquí nos facilita poder tener huerto y animales y, es por eso que durante el invierno y primavera hemos trabajado para acondicionar las instalaciones donde pudieran estar las gallinas en condiciones higiénico-saludables óptimas. Los días que estuvimos Ramón y yo retirando la vieja alambrada del gallinero, una vez limpiando y blanqueando el interior, era pura delicia estar allí disfrutando de los almendros que envolvían con sus flores y aromas al voladero. Ahora en verano sus almendrucos nos indican que pronto estarán maduros y cuando llegue el otoño recogeremos sus frutos para elaborar ( una vez cascadas) durante un tiempo ricos guisos, turrón y dulces con las almendras , acompañándolos con los ricos huevos de las gallinas y las hortalizas y verduras del huerto. Ignoro si las gallinas perciben dichos aromas, colores y sensaciones como lo hacemos nosotros, pero lo cierto es que cuando vamos a darles de comer, a coger sus huevos disfrutamos mucho con ello y a ellas se les ve “felices”
Almendros en flor
Ramón, preparando el voladero
Y ya terminado,nuestras gallinas felices
Y Rubén se va sin poder llevarse el pollito soñado y tampoco se ha podido llevar ningún huevo, puesto que nuestras “gallinas felices” son todavía“pollitas”, pero todo llegará y en su próxima visita…¿quien sabe? Quizá pueda llevarse su pollito y unos deliciosos y frescos huevos además de unas ricas hortalizas y verduras.
De esto, ya hace unos días. Nuestras "pollitas" ya son adultas y ahora ya son "gallinas felices" y nos ofrecen la recompensa a nuestros cuidados: nos regalan su riquisimos huevos.
Donde alojarte: www.casamanubles.com
Nuestra casa rural con huerto y gallinero
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